Plenamente de acuerdo con la reflexión de Rosalía. En nuestro mundo actual, donde es difícil tener referencias ciertas, hemos de buscar una verdad, no “la VERDAD” porque esto sería pretencioso y, al final, una impostura; hablamos de “una verdad personal”, eso sí, y es mi opinión, esa verdad debe tener presente al Otro, una verdad basada en la ética como espacio de segundo nivel donde se permita analizar y cuestionar la moral con minúsculas, la gramática moral en palabras de Mèlich, que se nos impone desde los modelos sociales y desde las ideologías religiosas, económicas, raciales y de género.
Ella lo dice mejor y más bonito.
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