Vengo hablando insistentemente sobre la necesidad de soportar la incertidumbre, de convertirla en un espacio deseable en el que habitar, por lo que nos aporta. Igualmente he insistido en los riesgos de eludirla, porque este movimiento evitativo solo nos trae problemas y confusiones. No he recogido en mis publicaciones cómo este elemento es primordial en la pareja. Dice Esther Perel (2006) en su libro "Inteligencia erótica":
“Para mantener el ardor de la pasión hacia el otro, debe existir un puente que cruzar. El erotismo requiere cierta distancia. En otras palabras, el erotismo prospera en el espacio entre uno mismo y el otro. Para tener una relación de intimidad con el que amas, debes soportar esta brecha y sus incertidumbres” (p. 19). (...) “A aquellos que aspiran a acelerar el latido del corazón a diario, les diré cómo son las cosas: la emoción viene de la mano de la incertidumbre, unida a nuestro entusiasmo por abrazar lo desconocido en lugar de protegernos de ello. Pero esta misma tensión nos hace sentir vulnerables. Yo les advierto a mis pacientes que el “sexo seguro” no existe” (p. 25).
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