LA FASCINACIÓN EN EL AMOR

Publicado el 30 de junio de 2025, 21:10

Cuando publiqué “Fascinación y desilusión. Psicoterapia sistémica de pareja” (2019) me extendí en la descripción de la fase de enamoramiento en la relación de pareja, a la que llamé “fascinación”. Leyendo ahora a Rosa Montero en “El peligro de estar cuerda” (2022), me encuentro con este excelente párrafo:
“No descubro nada cuando digo que, al enamorarnos locamente de alguien, no estamos viendo la realidad de ese alguien, sino que lo utilizamos como percha para depositar sobre él o sobre ella el ectoplasma del amante ideal. A esto San Agustín lo llamaba amar el amor, porque los apasionados no amamos a las personas, sino la excitación, el maravilloso subidón que nos proporciona el hecho de creernos enamorados. Por eso, el apasionado típico repite una y otra vez el mismo esquema: arroja sobre el primero que le viene a mano su modelo de adoración ideal y lo sostiene pedaleando con la imaginación a toda marcha durante algunos meses, hasta que la realidad va desgastando y pudriendo al espejismo. Momento en el cual apagamos el reflector con el que proyectábamos sobre el otro o la otra la diapositiva del amado perfecto y nos vamos con la música otra parte, es decir, con el ansia de intensidad intacta y el mono de abstinencia aullando en la barriga, a la búsqueda de otro maniquí de carne y hueso sobre el que inventarnos al hombre o la mujer soñados” (p. 215-216).

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios